viernes, 14 de julio de 2017

Ya no recibes cartas de amor



Cada mañana consultas cuatro tipos de mensajerías: 
el contestador automático de tu domicilio, 
el de tu despacho, 
el buzón de voz de tu teléfono móvil
y los e-mails de tu iMac.
Sólo el buzón de tu casa 
permanece desesperadamente vacío. 
Ya no recibes cartas de amor. 
No recibirás nunca más hojas de papel
cubiertas con una tímida caligrafía 
e impregnadas de lágrimas
y perfumadas de amor
y dobladas con emoción, 
con la dirección cuidadosamente
copiada en el sobre, 
como una imprecación para el cartero: 
"no te pierdas por el camino, oh cartero, 
lleva esta importante misiva
a su tan deseado destino"


Frédéric Beigbeder
Escritor, novelista, ensayista, guionista y crítico literario francés
Nota: texto original en prosa.

lunes, 10 de julio de 2017

Los mandamientos paradójicos de Kent M. Keith





1. Hay mucha gente ilógica, poco racional y egocéntrica. Aún así, ámala.

2. Si haces el bien, te achacarán motivos egoístas encubiertos. Aún así, haz el bien.

3. Si prosperas en la vida, harás amigos falsos y enemigos verdaderos. Aún así, intenta prosperar.

4. El bien que haces hoy, mañana habrá caído en el olvido. Aún así, haz el bien.

5. La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable. Aún así, sé sincero y transparente.

6. Los hombres y las mujeres más grandes, de grandes pensamientos, pueden ser tiroteados por los hombres y mujeres más pequeños, de ideas más pequeñas. Aún así, piensa a lo grande.

7. La gente prefiere a los perdedores, pero sólo sigue a los ganadores. Aún así, lucha por los perdedores que tú elijas.

8. Lo que te ha llevado años construir puede destruirse de la noche a la mañana. Aún así, construye.

9. Aunque los demás realmente necesiten ayuda, puede que arremetan contra ti cuando se la ofrezcas. Aún así, ayuda a la gente.

10. Da al mundo lo mejor de ti y te escupirá en la cara. Aún así, da al mundo lo mejor de ti.

miércoles, 5 de julio de 2017

Una estrella en el horizonte


Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le propusieron:

- Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.

- Así se hará , respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.

Cuentan que aquella noche ocurrió una fantástica lluvia de estrellas. Algunas, se acurrucaron en las torres de las iglesias; otras, fueron a jugar y a correr con las luciérnagas por los campos; muchas se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada. 

Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

- ¿Por qué volvieron? - preguntó Dios, a medida que ellas regresaban al cielo.

- Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.

El Señor les contestó:
- ¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección.

Después que llegaron gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y habló de nuevo:
- Nos falta una estrella, ¿dónde estará? 

Un ángel que estaba cerca replicó:
- Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.

- ¿Qué estrella es esa? - volvió a preguntar Dios.


- Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron a la tierra, la estrella no estaba sola: la tierra estaba nuevamente iluminada; había una estrella verde en el corazón de cada persona. 

Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia del ser humano, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no conoce el porvenir.

Recibe en este momento esta Estrella Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten la certeza que ella iluminará tu camino. Sé siempre positivo y agradece todo a Dios; sé siempre feliz y contagia a otras personas tu felicidad.

Autor desconocido.

sábado, 1 de julio de 2017

Romance del niño que todo lo quería ser - Manuel Benitez Carrasco



El niño quiso ser pez;
metió los pies en el río.
Estaba tan frío el río
que ya no quiso ser pez.


El niño quiso ser ave;
se asomó al balcón del aire.
Estaba tan alto el aire
que ya no quiso ser ave.

El niño quiso ser perro;
se puso a ladrar a un gato.
Le trató tan mal el gato
que ya no quiso ser perro.

El niño quiso ser hombre;
le estaban tan mal los años
que ya no quiso ser hombre.

y ya no quiso crecer,
no quería crecer el niño
se estaba tan bien de niño,
pero tuvo que crecer.

Y una tarde, al volver
a su placita de niño
el hombre quiso ser niño
pero ya no pudo ser.