martes, 22 de marzo de 2016
sábado, 19 de marzo de 2016
viernes, 18 de marzo de 2016
Frase célebre sobre la esperanza
Robert F Kennedy: (1925-1968) Abogado y político estadounidense. Fiscal General de Estados Unidos. Cuando hacía campaña para ser presidente del país fue asesinado.
Cuento sobre la felicidad: Mañana seré feliz
Cuentan que una persona era muy infeliz. Cierto día reconoció de que debía cambiar. Entonces, se prometió a sí misma
que ése sería el último día para sentirse mal, al siguiente día sería muy feliz.
Se
pasó las últimas horas de la tarde pensando cuán feliz sería, se veía
disfrutando de todas las cosas, todo sería perfecto, iba a ser una persona
feliz.
Escribió en varias páginas todo lo que viviría en el futuro, aquellas cosas que haría, sus sueños postergados, y se fue a dormir…
Escribió en varias páginas todo lo que viviría en el futuro, aquellas cosas que haría, sus sueños postergados, y se fue a dormir…
Al día siguiente, los vecinos, al no
ver que saliera como de costumbre, fueron a tocarle a su puerta. Tras muchos
intentos, se asomaron por la ventana y vieron que permanecía aún en su cama.
Como eso era muy extraño, decidieron entrar, y entonces confirmaron sus
sospechas: había muerto durante la noche.
Cuando leyeron lo que había escrito,
pensaron:
¿Por qué esperó tanto para ser feliz?
Fuente del mensaje: Depresión no gracias
Imagen: morguefile
miércoles, 16 de marzo de 2016
Nunca te detengas - Santa Teresa de Calcuta
Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia;
tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el acero que hay en ti.
Haz que, en vez de lastima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!
Santa Teresa de Calcuta
martes, 15 de marzo de 2016
La canción de tu alma
Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se
interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que
aparece la «canción del niño».
Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración, que expresa su
particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, la
entonan y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a
todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se reúne y le canta su canción. Cuando
el niño va a comenzar su educación, el pueblo se reúne y le canta su canción.
Cuando inicia su etapa como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan.
Cuando llega el momento de su boda, la persona escucha su canción en voz de su
pueblo.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos
se acercan a su cama y, del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan
su canción para acompañarle en el viaje.
Pero en esta tribu hay una ocasión más en la que los pobladores cantan
la canción. Si en algún momento la persona comete un crimen o un acto social
aberrante, se la lleva al centro del poblado y toda la gente de la comunidad
forma un círculo a su alrededor. Entonces... le cantan su canción.
La tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales no es el
castigo, sino el amor y el recuerdo de nuestra verdadera identidad. Cuando
reconocemos nuestra propia canción, ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer
nada que pudiera dañar a otros.
Anónimo
lunes, 14 de marzo de 2016
Frase célebre de Ralph Waldo Emerson
Ralph Waldo Emerson (1808-1882) Escritor, filósofo y poeta estadounidense. Uno de los autores influyentes para el movimiento de "Nuevo Pensamiento".
"Si sientes que todo perdió su sentido,
siempre habrá un -Te quiero-,
siempre habrá un amigo"
sábado, 12 de marzo de 2016
Los miércoles, milagros
Aquella
tarde a Gabriela le preguntó su amigo Jacinto:
- ¿Qué
has hecho hoy en la escuela?
- He
hecho un milagro, respondió la niña.
- ¿Un
milagro? ¿Cómo?
- Fue
en el catecismo
- ¿Y
cómo hiciste el milagro?
-
Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede hacer nada
ella sola, sólo hablar y reír.
- ¿Y
qué pasó?
- La
señorita hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños dijeron: No es verdad
que haya milagros. Porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti.
- Y
ella, ¿qué dijo?
-
Dijo: Sí, Dios hace también milagros para mí.
Y los
niños dijeron: ¿Qué milagro ha hecho?
- ¿Y
entonces?, preguntó Jacinto.
-
Entonces ella dijo: Mi milagro sois vosotros.
¿Por
qué?, le preguntamos. Y ella dijo: Porque me lleváis los miércoles a pasear,
empujando mi carrito de ruedas.
¿Lo
ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo
también que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos.
- ¿Te
gusta hacer milagros?
- Sí.
Tengo ganas de hacer un montón. Primero pequeños. Cuando sea mayor voy a hacer
milagros grandes.
-
¿Todos los miércoles?
-
Quiero hacerlos todos los días, toda la vida.
- ¿No
te parece que la vida es también un milagro?
- No
-dijo Grabriela-. La vida es para hacer milagros.
Martín
Descalzo - Razones para el amor
martes, 8 de marzo de 2016
Poema: La mujer esencial
LA
MUJER ESENCIAL
Porque
eres mucho más que la belleza
y
mucho más que un cuerpo
con
una llamarada de gozo entre los flancos.
Porque
eres más que un vientre para el hijo
y
mucho más que la ilusión de un hombre
que
preñe tus silencios
y
marque con su aliento tu camino.
Porque
eres la mujer, el equilibrio,
la
sensatez, la calma, la cordura.
Porque
en tus manos guardas bendiciones,
hay
paz en tus palabras
y
estás hecha de aromas y ternura,
rompe
ya tus espejos, renuncia a ser fetiche
y al
metro con que miden tu figura
y
amamanta la historia con tus pechos de harina
recobrando
tu luz y tu estatura.
¡Vuelve
a ser la mujer!
Vuelve
a ser ese fuego
donde
arden el amor y la decencia,
vuelve
a ser tierra firme
generosa
y fecunda,
vuelve
a ser aire puro
que
agite alas y brazos,
vuelve
a ser agua limpia
sin
marcas ni amargura.
¡Vuelve
a ser la mujer!
Ya no
escuches más cantos de sirenas,
recupera
tu esencia, tu destino,
te lo
suplica un mundo que agoniza,
te lo
reclama el hombre con su voz de martillo,
antes
de que se muera la esperanza,
antes
de que ya todo esté perdido.
Beatriz
Rivera.
viernes, 4 de marzo de 2016
La más dulce de las necesidades
Por lo
menos una vez al día nuestro viejo gato se acerca a alguno de nosotros de una
manera que todos hemos llegado a reconocer como especial.
No
significa que quiera que le den de comer ni que lo dejen salir, ni nada por el estilo.
Lo que necesita es algo muy diferente. Si tiene un regazo a mano, se sube a él
de un salto; si no, lo más probable es que se quede ahí, con aire nostálgico,
hasta que vea que hay uno preparado.
Una
vez acomodado en él, empieza a ronronear antes incluso de que uno le acaricie
el lomo, le rasque bajo el mentón y le diga una y otra vez que es un gato estupendo.
Después, con su «motor» acelerado al máximo, se acomoda hasta encontrar la
posición que le gusta y se instala. De vez en cuando, su ronroneo se descontrola
y se convierte en ronquido; entonces te mira con los ojos abiertos de adoración
y te dedica ese prolongado ir cerrando los ojos que es la muestra final de la
confianza de un gato.
Al
cabo de un rato, poquito a poco, se va quedando quieto. Si siente que todo va
bien, puede ser que se quede en el regazo para echarse una cómoda siestecita.
Pero es igualmente probable que vuelva a bajar de un salto y se vaya a atender
sus cosas. Sea como fuere, la razón la tiene él.
—Blackie
quiere que lo «ronroneen» —dice simplemente nuestra hija.
En
casa no es el único que tiene esa necesidad: yo la comparto y mi mujer también.
Sabemos que no es una necesidad exclusiva de ningún grupo de edad, pero aun
así, como yo no sólo soy padre, sino además profesor, la asocio especialmente
con los chicos, con su necesidad rápida e impulsiva de un abrazo, de un regazo
acogedor, de una mano amiga, de una manta cálida, no porque nada les falte, no
porque sea necesario, sino simplemente porque ellos son así.
Hay un
montón de cosas que me gustaría hacer por todos los niños y, si sólo pudiera
hacer una, sería ésta: asegurar a cada niño que, esté donde esté, tendrá por lo
menos un buen ronroneo cada día.
Porque los niños, como los gatos, necesitan su
tiempo de ronroneo.
Fred
T. Wilhelms
miércoles, 2 de marzo de 2016
Dios cuenta contigo
- Sí,
ya sé que sólo Dios puede dar la vida; pero tú puedes ayudarle a transmitirla.
- Sólo
Dios puede dar la fe; pero tú puedes dar tu testimonio.
- Sólo
Dios es el autor de toda esperanza; pero tú puedes ayudar a tu amigo a
encontrarla.
- Sólo
Dios es el camino; pero tú eres el dedo que señala cómo se va a Él.
- Sólo
Dios puede dar el amor; pero tú puedes enseñar a otros cómo se ama.
- Dios
es el único que tiene fuerza, la crea, la da; pero nosotros podemos animar al
desanimado.
- Sólo
Dios puede hacer que se conserve o prolongue una vida; pero tú puedes hacer que
esté llena o vacía.
- Sólo
Dios puede hacer lo imposible; sólo tú puedes hacer lo posible.
- Sólo
Dios puede hacer un sol que caliente a todos los hombres; sólo tú puedes hacer
una silla en la que se siente un viejo cansado.
- Sólo
Dios es capaz de fabricar el milagro de la carne de un niño; pero tú puedes
hacerle sonreír.
- Sólo
Dios hace que bajo el sol crezcan los trigales; pero tú puedes triturar ese
grano y repartir ese pan.
- Sólo
Dios puede impedir las guerras; pero tú puedes no reñir con tu mujer o tu
hermano.
- Sólo
a Dios se le ocurrió el invento del fuego; pero tú puedes prestar una caja de
cerillas.
- Sólo
Dios da la verdadera y completa libertad; pero nosotros podríamos, al menos,
pintar de azul las rejas y poner unas flores frescas en la ventana de la
prisión.
- Sólo
Dios podría devolverle la vida del esposo a la joven viuda; tú puedes sentarte
en silencio a su lado para que se sienta menos sola.
- Sólo
Dios puede devolverle las fuerzas a un anciano; tú puedes demostrarle que no
está solo y que sus opiniones te siguen interesando.
- Sólo
Dios puede inventar una pureza como la de la Virgen; pero tú puedes conseguir
que alguien, que ya las había olvidado, vuelva a rezar las tres Avemarías.
- Sólo
Dios puede salvar el mundo porque sólo Él salva; pero tú puedes hacer un poco
más pequeñita la injusticia de la que tiene que salvamos.
- Sólo
Dios puede hacer que le toque la lotería a ese pobre mendigo que tanto la
necesita; pero tú puedes irle conservando esa esperanza con un pequeña sonrisa
y un «mañana será».
- Sólo
Dios puede conseguir que reciba esa carta la vecina del quinto, porque Dios
sabe que aquel antiguo novio hace muchos años que la olvidó; pero tú podrías
suplir hoy un poco esa carta con un piropo y una palabra cariñosa.
En
realidad, ya ves que Dios se basta a sí mismo; pero parece que prefiere seguir
contando contigo, con tus nadas, con tus casi-nadas.
José
Luis Martín Descalzo
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