miércoles, 10 de abril de 2013

Lección 30. El amor no solo es sexo


Todos tenemos una necesidad de sentirnos amados, un deseo básico que es nuestro compañero desde el momento de la concepción hasta la muerte. De niños queremos ser mirados, abrazados, mimados, consentidos, recibir ternura y afecto, este deseo permanece vivo, sin importad la edad. Nuestro maravilloso cuerpo, posee capacidades extraordinarias para demostrar el amor: una sonrisa, una mirada, un abrazo, una palabra, hasta la entrega total a otra persona. 

Es en el acto sexual, íntimo y cercano, cuando en libertad y en confianza absoluta, decidimos compartir cada espacio de nuestro cuerpo con otra persona. La sexualidad es un regalo extraordinario, por medio del cual, sentimos  y brindamos placer, profundizamos el vínculo con quien amamos y es la fuente de nueva vida.

El sexo sin amor; desgasta, agota, desilusiona y contamina negativamente. El placer que se experimenta en una relación que carece de un verdadero amor, es breve, efímero, transitorio y no lleva a fortalecer nuestra autoestima o la de la otra persona. Sexo sin amor, es vulgarizar el cuerpo y pasarlo de un lugar sagrado a un objeto que se usa y desgasta innecesariamente. 

En un mundo que promociona el sexo rápido; rápido en el inicio y rápido en el final, es difícil que los jóvenes y aún los adultos, se mantengan al margen de esta moda. Todo este intercambio de parejas, a la larga solo lleva a profundizar el vacío, crear desilusión y perder la fe en el verdadero amor. 

Si el deseo sexual no se controla adecuadamente, puede llegar a ser un hábito nocivo, que necesitará nuevas y variadas experiencias, cada vez más extremas y peligrosas, para satisfacerlo temporalmente. Las secuelas físicas, emocionales, mentales y espirituales de una sexualidad irresponsable, son múltiples y variadas. La sexualidad, según como se viva puede dar vida (amor, felicidad, unión, confianza, creatividad) o muerte (rupturas familiares y afectivas, SIDA, abortos, delitos sexuales, promiscuidad, prostitución, trata de mujeres, pedofilia, etc.).

Los vacío afectivos y emocionales, las secuelas de desamores y maltratos, los traumas de violaciones y abusos, la falta de sentido vital, sólo se pueden curar con el verdadero amor. Antes de amar a otro, hay una tarea previa: aprender a amarnos. Expresarnos ternura, bondad, aprecio, respeto por el cuerpo maravilloso que tenemos. Aprender a protegernos, diciendo NO a tiempo, poner límites, decidir con certeza y firmeza cuando y con quien compartir nuestra intimidad, a esperar el tiempo que sea necesario, y romper una relación que sea nociva. 

El sexo sin amor nos aleja del verdadero amor, nos lleva a un camino del placer efímero, donde no podemos desarrollar relaciones duraderas y edificantes.

Padre, tenemos una necesidad inmensa de sentirnos amados, permítenos sentir tu amor, para en él, poder desarrollar una sexualidad sana, que sepamos amarnos y amar a otros. Gracias.

Liliana

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