domingo, 28 de abril de 2013

Cuento: La tienda de los deseos


Un hombre se sentía realmente infeliz con la vida que llevaba. Lo consumía un fuerte sentido de aburrimiento y desilusión. Una tarde escuchó un rumor en el pueblo, sobre un viejo sabio que vivía oculto en un bosque cercano. Pensó, que aquel hombre erudito podía aconsejarlo.

Decidió emprender el viaje, siguiendo la guía que recibió de algunos campesinos de la zona. Después de varias horas caminando, encuentra la casa que buscaba. Para su sorpresa, la casa tenía un bello aviso que decía: “La Tienda de los Deseos”. 

Entra motivado y encuentra un lindo cuarto iluminado, con estanterías del piso al techo cubriendo todo el lugar. Estando allí, se abre una puerta y entra un anciano de mirada serena y sonrisa bondadosa, que le dice:

— Así que por fin has encontrado el camino hasta mí.

— ¿Me esperabas?— pregunta el viajero.

— Por supuesto, tengo lo que estás buscando— respondió el sabio— Aquí puedes encontrar cualquier cosa que desees, desde casas, autos, éxitos, familia, felicidad…Sólo tienes que decir lo que deseas.

— ¿Todo lo que desee?— preguntó el hombre sorprendido.

— Sí, todo lo que desees lo tengo en existencia—respondió el sabio— pero tienes que pagar el precio entero.

— ¿Y cuál es el precio?— pregunta el hombre.

— El precio, es aquello que estas dispuesto a pagar por obtener ese deseo— responde el viejo sabio— Es un precio que sólo tú le puedes dar.

— La verdad no sé cuál es el precio— responde el viajero.

— Busca en tu interior, tú tienes la respuesta— dice el sabio— siéntate y escucha a tu corazón, el sabe el precio a pagar por aquello que tanto sueñas.

El hombre permaneció en silencio un largo tiempo, y al final de una jornada de meditación, encontró el precio que debía pagar.

— Ahora ya sabes lo que te costará conseguir ese deseo— dijo el anciano.

— Sí lo sé— responde el viajero— Es un precio muy alto.

— Te felicito. Sólo los grandes sueños tienen precios altos—aclara el sabio — Te doy tiempo para pensarlo. 

— ¿Qué tanto tiempo tengo?— pregunta el viajero.

— Tienes todo el tiempo que necesites— responde el sabio—Vuelve aquí cuando lo tengas decidido.

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