jueves, 28 de febrero de 2013

Libro recomendado: El poder invisible en acción


Título: El poder invisible en acción
Autor: Caroline Myss         
En esta oportunidad, Caroline Myss nos ofrece un excelente trabajo sobre el poder invisible, el que encierran los actos de amor; bondadosos, compasivos, generosos, actos libres, sin ningún interés de reconocimiento o recompensa. En una integración entre las filosofías de oriente y occidente, la autora nos ofrece ejemplos con casos reales de cómo podemos convertir el amor en acción.

Cuento sobre el amor al prójimo: Cómo aprendió a amar el rabino Sasov


El rabino Moshe Leib explicó esta historia:
 
Cómo amar a los hombres es algo que yo aprendí de un campesino. él estaba sentado en una posada junto con otros campesinos, bebiendo. Durante un buen rato, permaneció tan callado como el resto, pero cuando se animó con el vino, le preguntó a uno de los hombres que estaba sentado a su lado: 

Dime, “¿tú me quieres o no me quieres?”
El otro le respondió “¿te quiero mucho?”

Pero el primer campesino le respondió: “¿sabes que necesito? Si me quisieras lo sabrías”. 

El otro no supo contestar a esta pregunta y el campesino que la había formulado volvió a quedarse en silencio.

Pero yo lo entendí. Conocer las necesidades de los hombres y llevar la carga de sus penas, ese es el verdadero amor.

Cuentos Jasídos -Martín Buber.

Cuento: la apuesta entre el sol y el viento


El Sol y el Viento, discutían para ver quién era el más fuerte de los dos. Como no se pudo demostrar con argumentos, acordaron hacer una apuesta.
El Sol propuso: – “Aquel de los dos que consiga que el caminante se quite el abrigo ese será el ganador”.
El Viento se puso a soplar con tanta fuerza que casi le arranca el abrigo al caminante. Pero cuento más soplaba, más procuraba el caminante envolverse en su prenda, y el Viento tuvo que darse por vencido.
Entonces le tocó el turno al Sol, que se puso a lucir con toda su energía, hasta que el caminante, agobiado por el calor, no tuvo más remedio que quitarse el abrigo voluntariamente.
¿Quien puede más el amor o la fuerza? 
  
Fuente: Las reglas de la vida. Eva Wlodarek
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Frase Célebre sobre el Amor -Elisabeth Kübler-Ross

Foto: morguefile

Frase célebre de Emerson

Foto: morguefile

miércoles, 27 de febrero de 2013

Lección 23. Amar es apreciar lo bueno


Amar es apreciar lo bueno en todo. Hay formas de andar por la vida: la primera enfocándose en los defectos y carencias, la segunda viviendo en la apatía e indiferencia, y la tercera valorando a cada persona o cosa como algo único y maravilloso. Por supuesto, esta última opción es la que decide quien está dispuesto a vivir en el amor.
 
Una de las fases más emocionantes en una relación de pareja es la fase del noviazgo, en ella, estamos enfocados en todo lo bueno que la otra persona nos ofrece, somos ciegos de amor. Pero la fase del noviazgo, debe pasar con el tiempo y la convivencia, a un amor maduro, un amor en el cual me reconozco y sigo reconociendo al otro como de valor. Si vemos todo lo positivo de esa persona, más fácilmente podemos establecer vínculos duraderos, porque somos capaces de amar a pesar de todos los errores del otro y de los propios. El perdón diario y la comunicación amorosa y positiva, son elementos indispensables para lograr una relación armoniosa, mutuamente satisfactoria.

Cada día son más los matrimonios y las relaciones afectivas que fracasan. Cuando nos vemos ante la ruptura, nos sigue una fase de análisis y reflexión sobre las causas de la separación, y allí aparece como una de las primeras razones, la incapacidad de reconocer continuamente al otro como un regalo valioso, único e irrepetible, y no como una posesión a la que tengo derecho ilimitado.

Pocas relaciones humanas dan un testimonio tan fuerte de amor, como el de una  madre por su hijo. La madre es capaz de ver siempre la bondad del otro, ella conserva en su corazón la imagen de un niño, al que ama a pesar de todo. Una madre, sabe que su hijo es el resultado de su amor, y si falla su hijo es su propia falencia de amor la que está viendo. 

Cualquiera puede reconocer las imperfecciones o los defectos de otro; es muy fácil criticar porque parece que lo “malo” brilla más. También, porque cuando percibimos algo como negativo, es porque no responde a nuestras expectativas y deseos. Valorar la individualidad como positiva, reconocer el regalo de la diferencia de personalidades, y al tiempo considerarnos como iguales, son principios para desarrollar relaciones personales más plenas.

Los hombres y mujeres realmente grandes, que reconocen su esencia espiritual, y su potencial ilimitado de amor, pueden valorar completamente a una persona. Aman sin condiciones, entregan sin recibir nada a cambio, y pueden apreciar dentro de cada criatura la esencia perfecta de Dios. Todos estamos llamados a ser así de grandes.

Liliana

martes, 26 de febrero de 2013

Poema Ausencia: Eduardo Carranza


DOMINGO
Un domingo sin tí, de tí perdido,
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrando por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso.
Llueve en este poema; tú lo sientes
con tu alma vecina del cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste
y azul sobre mi frente desterrada.

He comprendido cómo una palabra
pequeña, igual a un alfiler de luna
o un leve corazón de mariposa,
alzar puede murallas infinitas,
matar una mañana de repente,
evaporar azules y jardines,
tronchar un día como si fuera un lirio,
volver granos de sal a los luceros.

He comprendido cómo una palabra
de la materia azul de las espadas
y con aguda vocación de espina,
puede estar en la luz como una herida
que nos duele en el centro de la vida.

Llueve en este poema, y el domingo
gira como un lejano carrusel;
tan cerca estás de mí que no te veo,
hecha de mis palabras y mi sueño.

Yo pienso en ti detrás de la distancia,
con tu voz que me inventa los domingos
y la sonrisa como un vago pétalo
cayendo de tu rostro sobre mi alma.

Con su hoja volando hacia la noche,
rallado de llovizna y desencanto,
este domingo sin tu visto bueno
llega como una carta equivocada.

La tarde, niña, tiene esa tristeza
del aire donde hubo antes una rosa;
yo estoy aquí, rodeado de tu ausencia,
hecho de amor y sólo como un hombre.
Eduardo Carranza.
(de sombra de las muchachas)